“Que linda se ve en su nueva bicicleta” Pensaba en cada pedaleada que daba. Esa sonrisa imborrable quedara en mi mente por siempre. El pañuelo flameaba como las hojas de un sauce. Su felicidad era contagiosa, esa sensación de amor jamás vista me cautivo. Su belleza me enamoro y sus ojos me robaron el corazón. No podía enfocarme en otra cosa que no fuese ella.
El día había sido perfecto, todo estuvo como lo pensaba, perfecto. Almorzar en la orilla del río, pasear por las calles de la ciudad tomados de la mano. Pasamos por decenas de locales, miramos vidrieras, muebles, carteras y hasta ropa de bebes. Perfecto, todo era perfecto, más que perfecto. Finalmente, tomamos el té observando la puesta del sol.
Llegó el momento de volver a nuestros hogares, tristes los dos (O por lo menos yo) ninguno quería
despedirse del otro. Tomamos nuestras bicicletas y comenzamos con el regreso. No quería olvidarme de ese hermoso día, es por eso que tome la foto, para guardar un recuerdo impreso de ese sábado de primavera por la tarde. Estábamos por llegar a su casa (la que se ve al fondo de la foto) y le pedí que frene que quería contarle algo. La ayude a bajar, la tome de las manos y sin decir una palabra, cerré los ojos y le di un beso. Sentía la suavidad de sus labios rozar con los míos.
Cuando nuestros labios se separaron ella mi miro a los ojos, me abrazó y me dijo “Gracias por este gran día”. No podía creer lo que me había dicho, los dos sentíamos lo mismo. Me acerque a su oído y le susurre “Mañana volveré a buscarte”. Nos dimos un beso, esta vez más corto que el otro y sin más que decir ella tomó su bicicleta y se dirigió a su casa.
Una vez que ella entró a su casa, no quedó más nada que emprender el viaje de vuelta. Esa sensaciòn extraña de vacío se sentía fuertemente en mi pecho. No veía la hora de que sea el dìa siguiente para volverla a ver. No habìan pasado ni diez minutos y yo ya la extrañaba.
Decidí pasar por la ciudad para comprar una flores para regalarle, pero al llegar noté algo extraño. Todos los dueños de los locales, que no son muchos, estaban reunidos en la tienda de carteras que nos habìamos frenado a mirar con mi enamorada horas antes. Mientras la dueña del local gritaba por todos lados desaforadamente “Me robaron, me robaron” hubo contacto visual, sentí el enojo en su mirada sabía que algo no estaba bien. Y fue en ese momento en el que gritó “ÉL, es él, el que me robo! Atrapenloooooo” Me encontre en una situación muy incomoda, yo sabia que no había robado nada pero no había oportunidad de dialogar ya que la multitud estaba furiosa. Me subí a mi bicicleta y pedalear como si estuviese en una maratón. Logre perderlos de vista, sin embargo al llegar a mi casa lo primero que hice fue pensar en qué pudo haber sucedido. Ya cansado por el largo día que pase me recoste en el sillón y me dedique a mirar la foto de ella. La mire detalladamente, primero los ojos, después su boca, su pelo que parecía danzar, sus piernas y el movimiento que estas hacían. De repente me di cuenta, entendi todo. En la foto claramente se veía, en su canasto tenía la cartera que faltaba en el local. ¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Cómo ella pudo haber hecho algo semejante? Su belleza me aislo de todo y no pude ver la realidad, ella había robado la cartera. Opte por no hacer nada y acostarme a dormir, lo necesitaba a pesar de toda la impotencia que tenia acumulada.
Al día siguiente, me desperte por el sonido del telefono, semi dormido atendí y era ella reclamando porque no la había ido a buscar. Intente sonar enojado aunque mi corazón estaba triste por lo sucedido y le dije “Se lo que hiciste y no lo puedo creer” A lo que ella me respondió “Bueno, todos tenemos defectos” con un nudo en la garganta le dije “Yo con vos no quiero seguir, adios” y corte. Fue una de las palabras más duras de mi vida, sentia como mis lagrimas querian escapar, pero debia ser fuerte, era lo correcto. Me levante de la cama, me cambie y fui a tomar un trago a la ciudad. Todo me hacia acordar a ella, tenia que olvidarla. Me sente en el bar de la esquina y mirando la carta pedi un cafe, levante la mirada y vi a la mujer más hermosa del universo, era perfecta en ese momento en el que me enamore...